El refranero español es amplio y sabio. Dice bien al afirmar que la ignorancia es la madre del atrevimiento, pero cuando además, a lo anterior, le sumamos que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, nos da como resultado el mas celebre de los refranes, que dice que la admiración hacia otros es lo que nos hace seguir siendo humildes, porque si no tuviéramos a nadie a quien admirar caeríamos en la soberbia.
Sobresaltados aún por el cese fulminante por “falta de confianza” del Coronel Pérez de los Cobos, declaramos nuestra admiración por una persona que prefirió el honor a la indignidad.
Si el motivo del cese de nuestro Coronel se debe a no informar en cumplimiento de un mandato judicial, cabe recordar que el artículo 126 de la Constitución española, dice textualmente “La policía judicial depende de los Jueces, de los Tribunales y del Ministerio Fiscal en sus funciones de averiguación del delito y descubrimiento y aseguramiento del delincuente, en los términos que la ley establezca”.
Si el motivo del cese de nuestro Coronel se debe a realizar con integridad y lealtad a España su trabajo, deberán de cesar a mas de 70.000 agentes de la Guardia Civil.
Si el motivo del cese de nuestro Coronel se debe al cumplimiento escrupuloso de sus deberes como agente de la Guardia Civil, va a tener el Señor Ministro que cesar a toda la Institución.
No es nuevo en política cesar a quien es incomodo, aunque sean los primeros que alaban la separación de poderes. El problema es cuando los ceses se vuelven costumbre.
Es bueno recordar que en 2018, la cabeza que rodó fue la del entonces Coronel de la UCO, Manuel Sánchez Corbí, por quejarse de la falta de fondos para continuar con las investigaciones de la Unidad Central Operativa. Aquella vez, al igual que ahora, se achacó a una “pérdida de confianza”.
Este año, tras varios ceses mas, le tocó al cuerpo de la Policía Nacional, en la figura de José Antonio Nieto, Jefe del Servicio de Prevención de Riesgos Laborales y autor del plan de actuación del cuerpo contra el coronavirus. Otra “perdida de confianza”.
No entraremos a detallar la larga lista de destituciones recientes que engrosa esa curiosa confianza, ya que nos extenderíamos mas de lo deseado, pero resulta curioso el detalle de que una amplia mayoría de los cesados estaban realizando labores de investigación sobre el Gobierno o en su defecto, protocolos de actuación ante eventualidades que pudieran poner en jaque las actuaciones venideras del ejecutivo.
No todo vale en la vida para justificar los errores propios, muchas veces con admitirlos es suficiente, pero echar por tierra la carrera profesional de agentes policiales, no tiene cabida en un país que se dice democrático.
Por si fuera poco, hoy nos despertamos con la dimisión del DAO de la Guardia Civil, el Teniente General D. Laurentino Ceña, la cual aplaudimos como medida de protesta ante esta caza de brujas del departamento de Interior.
En la partida de ajedrez que el Gobierno ha iniciado, parece que los peones “prescindibles”, somos los agentes de la Guardia Civil, pero si la apertura de sus movimientos ha sido agresiva, la partida no ha hecho mas que comenzar.
Tenemos la necesidad de recordar que la Guardia Civil, en sus 176 años de historia, ha estado siempre del lado de la Ley. No somos una policía política. Somos la policía de los españoles, al servicio de la Ley, leales a España, a la Constitución y al Rey.
Artículo 1.° El honor ha de ser la principal divisa del Guardia Civil; debe por consiguiente conservarlo sin mancha. Una vez perdido no se recobra jamás.
Desde Independientes de la Guardia Civil (IGC), le decimos al Sr. Ministro que el también ha perdido totalmente nuestra confianza y que estaremos atentos a la evolución de los acontecimientos, donde no dudaremos ni un ápice en solicitar su dimisión o cese si se demuestran intereses partidistas en este u otros ceses.
En Sede Central, a 26 de mayo de 2020
Junta Nacional