Hemos asistido en este último semestre a la reivindicación histórica de las Fuerzas de Seguridad del Estado de cobrar lo mismo que sus homólogos de las Policías Autonómicas, y no sin sobresaltos y numerosas manifestaciones en las calles, se ha firmado un acuerdo por la equiparación salarial con el Gobierno de la nación para que se homologuen los sueldos entre todos los Cuerpos de Policía.
No contentos con ello, han sido muchos los guardias civiles y policías nacionales que siguen reivindicando la equiparación salarial, o dicho de otro modo, que, a igual trabajo igual salario, porque entienden que del acuerdo sólo puede deducirse que el Gobierno lo más que ha hecho, ha sido, subir sustancialmente el salario de los guardias civiles, tan bajo, tan bajo, que costaba entender que un Cuerpo de funcionarios que superan oposición, academia de formación y un año de prácticas, para arriesgar no sólo su vida, sino también su integridad física o moral, y estar sometidos a un Régimen Disciplinario que en muchos casos los ahoga, y terminan incluso, suicidándose.
Sigue por tanto el conflicto servido, y las divisiones provocan durante el servicio, no pocas azarosas o enconadas discusiones, entre los que aceptan el acuerdo y defienden a sus dirigentes sindicales o de las asociaciones profesionales, y los que los recriminan por no haber seguido luchando por más, por lo justo, por lo necesario, y por los guardias civiles en Reserva Activa, incluso por los Retirados, y ello, si fuera compatible con el acuerdo propuesto por el Gobierno.
Los hay que creen que la aceptación de todos llegará, en cuanto los guardias civiles vayan viendo incrementada su nómina, y vayan año tras año comprobando que las distancias con las nóminas de los Mossos d´Escuadra, se acercan.
Pero no todos lo tienen tan claro, ¿por qué?, pues porque el dinero sin duda no desagrada a nadie y es fuente de felicidad, pero por circunstancias, siempre nos resulta insuficiente, bien porque se compromete pronto, bien porque entre impuestos y obligaciones preexistentes, la vida nos cambia poco. Así que la demanda de la equiparación se hará crónica, con sus momentos más álgidos, en cuanto se compruebe que las diferencias se perpetúan, sino en tanto, en menos, pero se mantendrán porque ciertamente el acuerdo ha sido metido con calzador, en base a que son muchos los que piden, y muchas las necesidades del país, como que un incremento tan pronunciado no puede ser del agrado de la mayoría de ciudadanos, que les parecerá excesivo, cuando de ser así, no sería sino porque excesiva o abismal era la diferencia de los que durante años y décadas han vivido con menos, por hacer lo mismo.
Largo será pues el proceso, aunque los haya que piensen que en año y medio el salario estará igualado, para allá por el 1 de enero de 2020, que no falta tanto para ello, pero sin ser pesimista el problema estará servido, si llegada esa fecha los guardias civiles siguen sin ver la nómina equiparada con la de los Mossos d`Escuadra, o lo que es peor, que las diferencias de las nóminas entre ellos, -los propios guardias civiles-, son aún más sustanciales, y que son los de siempre los que menos experimentan la subida salarial, para premiar por el contrario, las supuestas lealtades, por no decir la sumisión o aceptación de lo desigual o lo injusto.